domingo, 9 de febrero de 2014

Redacción

Ese día tan bueno y soleado fue perfecto, aunque empezó siendo bastante aburrido. Estaba viendo la televisión cuando mi padre apareció con la idea de irnos al campo en bicicleta. A mí me pareció buena idea, pero mi hermana estaba en contra de la proposición que nos había hecho mi padre. Al final mi hermana accedió a ir a regañadientes. Así que cogimos las bicis y nos fuimos al campo. Atravesamos toda la ciudad pasando por algunos lugares emblemáticos.  Al llegar al campo estábamos mi hermana y yo muy cansados, por lo que mis padres nos dieron una gran merienda. Al terminarla nos pusimos en marcha. Nos acercamos a un lago gigantesco y muy transparente. Nos paramos a contemplarlo, cuando nos fijamos en la hora ya estaba oscureciendo y nos fuimos a casa. Fue un día inolvidable.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Oraciones impersonales.

Fue aquel invierno de 2011. Aquel día parecía que llovía sin motivo. No hacía frío por lo que la lluvia extrañaba a todo el mundo, aun así, la gente no paraba de hacer las ultimas compras de navidad. De pronto se me acerco un hombre viejo, con ropas aun más viejas, tenía una barba tan larga que le llegaba hasta el ombligo, unos ojos cansados como si no hubiera dormido en días y con una peste insoportable. Aquel hombre que parecía un vagabundo me dijo: ¡Habrá un grave accidente! Al principio pase del hombre y seguí haciendo mis compras de ultima hora, pero hacer las compras eran imposibles con aquel extraño hombre mirándome a través del cristal de la tiendo con esa mirada que te hacía sentir culpable aun siendo la persona con menos conciencia del mundo. Salí de la tienda para perderlo de vista, pero al abrir el paraguas  allí estaba el hombre buscando cobijo de la muerte en mí. Le pregunte que era lo que quería y me dijo con unas palabras bastante escalofriantes con las que predecía su muerte aquella noche. como no sabía lo que debía hacer me quede toda la noche con el pero cuando estaba a punto de amanecer decidí irme a mi casa ya que había pasado la mayor parte de la noche sin problemas. Al día siguiente en el periódico salía que había muerto un hombre muy viejo en el portal de la calle en la que había dejado al anciano, en ese momento me recorrió un sentimiento de culpa indescriptible. Al rato alguien llamo a la puerta, al ver que era el hombre con el que había pasado la noche me alegre muchísimo.

La oración.


La oración


La oración.



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